La iniciativa público-privada empuja a las infraestructuras de Perú

La iniciativa público-privada empuja a las infraestructuras de Perú

Pocos países como Perú en todo el mundo general y en América Latina en particular ejemplifican el fuerte avance de las infraestructuras gracias a la conjunción entre la inversión pública y la privada. Según los datos que desgranó el pasado mes de mayo José Carlos Lumbreras, gerente de desarrollo de proyectos de Perú TOP Publications, el 94,6 por ciento de los proyectos de infraestructuras del país está bajo este tipo de asociaciones entre el capital empresarial y el de las administraciones central, regionales y locales. Eso supone un total de 107.000 millones de dólares de inversión.

El 1,9 por ciento del total, por valor de 2.141 millones, lo forman planes que se desarrollan mediante el mecanismo de obras por impuestos (una vía que permite a una empresa compensar el pago de impuestos con las sumas de dinero a invertir; es un mecanismo que se utiliza sobre todo por empresas locales, de menor tamaño, y en proyectos con beneficio social directo para las zonas de influencia), y el 3,5 por ciento restante, hasta los 3.962 millones, son iniciativas enteramente públicas o privadas. Con esas cifras parece evidente cuál es el modelo por el que ha optado Perú para hacer que sus infraestructuras progresen.

Y es que hay que tener en cuenta que Perú ocupa el puesto 65 en el ránking de competitividad económica elaborado por el Foro Económico Mundial pero cae al puesto 88 en la tabla de infraestructuras. A pesar del enorme crecimiento de la inversión en este terreno, Perú todavía  debe aumentarla más. Según los datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Perú es el quinto país de la zona en estas inversiones y destina el 4,46 por ciento del PIB anual, pero debe llegar hasta el 6,2 por ciento para lograr los objetivos hasta 2020. Por eso, la actividad en los últimos y en los próximos años está siendo frenética, tanto en la presentación de proyectos como en la búsqueda de inversores, y comprende a todos los ámbitos de la ingeniería civil aplicados a las infraestructuras del país.

Si hay un proyecto que destaca por encima de todos los demás es el metro de la capital, Lima. La primera línea, que consta de 35 kilómetros y 26 estaciones en superficie y da servicio a unos 560.000 pasajeros diarios, comenzó a construirse en 1986 pero las obras se detuvieron nada menos que durante 23 años. Su puesta en funcionamiento no llegó hasta el 2 de enero de 2012. La gran ampliación de esta red es la línea 2, que ya está construyendo el consorcio formado por las españolas ACS y FCCO, las italianas Impregilo y AnsaldoBreda y la peruana Cosadpi. La inversión es de 5.400 millones de dólares, permitirá recorrer Lima de este a oeste en 45 minutos a través de 133 kilómetros de vía, la mayoría bajo tierra, y el plazo de ejecución del proyecto es de cinco años.

Hay otras grandes obras que ayudarán a la modernización de las infraestructuras de Perú. Una de ellas es el aeropuerto de Chinchero, en Cuzco, que costará 399 millones de dólares y que busca dinamizar el escaso turismo del país (apenas tres millones de visitantes al año). No hará sombra al Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, el principal del país y uno de los más importantes de toda América del Sur con sus 13 millones de pasajeros al año, pero ayudará a consolidar el buen estado de las conexiones aéreas peruanas, que tienen enlazadas de esta forma a sus 21 ciudades más importantes. La inversión público-privada también permitirá grandes avances en las carreteras y en el ferrocarril. Perú cuenta con 78.000 kilómetros de carretera, pero sólo 300 de autopista. El objetivo en pocos años es superar los 1.000. Y el transporte ferroviario, muy limitado con apenas 1.681 kilómetros de extensión de la red aunque se espera un aumento en los próximos años, es el mejor ejemplo de los problemas geográficos que plantea el país. Así, Perú puede presumir de tener la estación más elevada del mundo, La Galera, a una altitud de 4.781 metros.

Según el ya mencionado gerente de desarrollo de proyectos de Perú TOP Publications, sólo se ha adjudicado hasta la fecha el 10 por ciento de los 2.083 proyectos de infraestructura que, como los descritos, tiene Perú ahora mismo en cartera para el corto y el medio plazo. ¿Qué quiere decir eso? Que el país andino es un filón para las empresas extranjeras que quieran aprovechar oportunidades de negocio, y aunque Perú quiere atraer inversiones procedentes de Estados Unidos, Reino Unido, China, India, Corea del Sur y Australia, las corporaciones españolas cuentan con una gran ventaja en este terreno. No en balde es precisamente España el país extranjero que más invierte en Perú (4.400 millones de dólares, más de 400 empresas instaladas y empleo a 500.000 trabajadores, según datos de octubre de 2014).

“La experiencia que tienen las empresas españolas tanto en la ejecución de grandes infraestructuras como de su gestión supone un gran activo para trasladar su experiencia y conocimiento a las oportunidades que ofrece el mercado peruano”, dijo en esas fechas Bernardo Muñoz, consejero económico comercial de la Embajada de Perú en España, en un evento celebrado en nuestro país. “El producto español tiene buena imagen, especialmente en lo referente a innovación y tecnología así como a calidad, garantías y precio bastante competitivo”, añadía Xavier Urios, director de la Cámara Oficial de Comercio de España en Perú.

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