España no ha instalado nueva potencia eólica en lo que llevamos de 2015

España no ha instalado nueva potencia eólica en lo que llevamos de 2015

Noticia a noticia siguen confirmándose los peores pronósticos para la energía eólica en España. En los seis primeros meses de 2015 no se ha instalado en nuestro país ni un solo MW de potencia eólica. Si a finales de 2014 España era la cuarta potencia eólica del mundo, sólo por detrás de China, Estados Unidos y Alemania, este enorme parón que se está produciendo en el sector debido fundamentalmente a la inestabilidad regulatoria que ha acompañado a la crisis económica amenaza con hacer retroceder aún más al país. India ya finalizó 2014 muy cerca de España, con 22.465 MW de potencia instalada en el país asiático por los 22.987 del europeo, y las tasas de crecimiento de ambos países invitan a pensar en lo peor para nuestros intereses.

Este nuevo dato no hace sino confirmar el estancamiento que ya vivió la energía eólica en España al cierre de 2014, cuando se registró un paupérrimo crecimiento anual del 0,1 por ciento, con apenas 27 MW de potencia instalada en esos doce meses. El frenazo que ha sufrido la eólica en un país que siempre ha podido presumir de ser uno de los punteros en este sector, además, está teniendo otras consecuencias. Según los datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), España es el país de la OCDE que más ha incrementado la generación de energía con combustibles fósiles, del 39 por ciento en el caso del carbón y del 32,8 con gas natural. De esta manera, las emisiones de CO2 se han incrementado en un 116 por ciento.

Hay que recordar que el pasado mes de abril el Gobierno aprobó una nueva subasta de 500 MW de potencia eólica y que esta cifra, como se explicó desde el sector, ya era claramente insuficiente para cumplir con los objetivos de consumo de energías renovables que la Unión Europea ha fijado para 2020. Para alcanzar esas cifras, España tendría que instalar cada año entre 4.553 y 6.473 MW. Las condiciones de esa subasta se conocerán después del verano. La Asociación Empresarial Eólica (AEE) está convencida de que es necesario replantear aspectos fundamental de la reforma energética acometida por el Gobierno para así poder recuperar la confianza de los inversores y que la convocatoria de la subasta se ajuste a la realidad del sector y que establezca una rentabilidad para toda la vida útil de las instalaciones.

En ese sentido, hay otro peligro, porque en 2020 el 50 por ciento de las instalaciones eólicas de España tendrán ya más de quince años de vida, y se hará necesario renovar aerogeneradores para no perder potencia ya instalada, y eso es algo que también tendrá que prevenir el Gobierno. Lo que también demuestra que el problema está en el marco regulatorio es que la capacidad tecnológica y empresarial de la eólica española sigue intacta. Sólo en el primer semestre del año, el sector eólico español exportó por valor de 418 millones de euros, lo que supuso un incremento del 15,7 por ciento con respecto al año anterior. Ese dato, que por sí sólo es espléndido, es una amenaza para el sector dentro de nuestras fronteras. “Si el mercado doméstico continúa paralizado, la potente industria eólica española acabará por marcharse del país”, pronostica la AEE.

Para entender la verdadera dimensión de la situación de España sólo hay que comprobar que es diametralmente opuesta a la del conjunto del planeta. En 2014 se batió el récord de nuevas instalaciones en todo el mundo. Más de 50 GW se incorporaron a su potencia eólica, una cifra que nunca se había alcanzado hasta ese momento. Entre las doce grandes potencias del sector, tres vivieron lo que se ha considerado un estancamiento, pero incluso con esa referencia la situación de España es mucho más acuciante. El 0,1 por ciento de crecimiento de España ya se quedó francamente lejos del exiguo 1,3 por ciento de Italia o del 1,6 de Dinamarca. Si no queremos que esta tendencia se convierta en algo preocupante para el futuro, España ha de tomar medidas cuanto antes.

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