Datos de la NASA certifican que la Tierra está agotando el agua subterránea

Datos de la NASA certifican que la Tierra está agotando el agua subterránea

Si el agua es ya una de las grandes preocupaciones de la Humanidad y del futuro de la Tierra, las conclusiones del informe de Jay Famiglietti, investigador de la Universidad de California, en Irvine, y de la NASA, que ha publicado en Water Resources Research Journal son una nueva señal de alarma. Así, y según los datos de un estudio que se ha desarrollado entre los años 2003 y 2013 y que se ha dado a conocer en este mes de junio, los grandes acuíferos subterráneos del planeta se están agotando a un ritmo imparable, una situación agravada por el cambio climático, el calentamiento global y el aumento de la población, lo que lleva a un consumo más irracional y mucho más elevado de esa agua. Y el problema puede agravarse en el futuro. “La situación es bastante crítica”, sentencia Famiglietti.

El presente estudio es el análisis más detallado hasta la fecha que ha podido hacerse de las reservas de agua ocultas bajo la superficie terrestre. Para llevarlo a cabo, se han estudiado datos suministrados por los satélites GRACE de la NASA, detectando pequeños cambios en la fuerza gravitatoria de la Tierra y midiendo así la capacidad de los acuíferos subterráneos. Y el resultado es contundente. De las 37 grandes masas de agua que hay en el planeta bajo la superficie, que suministrada nada menos que el 35 por ciento del agua que utiliza la Humanidad, nada menos que 21 han sobrepasado ya el punto límite de su sostenibilidad. En otras palabras, se ha sustraído de ellos más agua de la que se ha repuesto. Y de esos 21, 13 están en una situación de extrema gravedad.

El acuífero que está en una situación más preocupante es el de la Península Arábiga, una fuente de agua que utilizan nada menos que 60 millones de personas y que se extiende por Arabia Saudí, Yemen y Omán. Otras dos masas de agua que no están en las mejores condiciones son la de la cuenca del Indo, en India y Pakistán, y la de la cuenca de Murzu-Djado, en Libia y Níger. En general, los que presentan los mayores problemas son los que están en las zonas más pobres y más densamente pobladas del planeta, y eso añade una explicación más a los problemas que puede haber para relajar la tensión que sufren estos acuíferos. La pérdida de estas reservas ya está causando de hecho algunos daños ecológicos bastantes significativos, como la sequía en los ríos o el crecimiento empeoramiento de la calidad del agua que se utiliza para el consumo humanos.

Los datos de la NASA no permiten saber cuál es la cantidad de agua que siguen teniendo todavía estos acuíferos subterráneos, su tamaño sigue siendo uno de los grandes misterios de la investigación hidrológica. Sin embargo, la información de los satélites sí permite concluir que estos acuíferos son mucho más pequeños de lo que se creía antes de la publicación de este estudio. En otras palabras, hay menos agua de la que pensaban algunos investigadores. No obstante, tampoco es posible saber cuánto tiempo puede pasar hasta que estas masas de agua se agoten, y el informe pone como ejemplo de lo complejos que son estos cálculos que las estimaciones para el secado total del sistema acuífero del noroeste del Sáhara oscilan entre los 10 y los 21.000 años.

El peligro, en todo caso, es real, y las estimaciones más pesimistas hablan de lo pronto que habrá que afrontar las consecuencias de esta situación. El autor del estudio pide medidas inmediatas, que continúen las mediciones a través de sistemas remotos y sobre el terreno y que la conservación de los acuíferos se coloque en la agenda de los grandes líderes mundiales, ya que en la actualidad no hay una regulación sobre las aguas subterráneas y, en su ausencia, “las estamos agotando”. Si no se toman estas medidas, según Famiglietti, “la presión continuada sobre los sistemas acuíferos podría derivar en un vaciado irreversible que amenazaría seriamente la sostenibilidad de las regiones que dependen del agua subterránea”. “La cantidad de agua está descendiendo en todo el mundo. No hay un suministro infinito de agua”, sentenció.

El estudio completo se puede consultar, en inglés, en este enlace.

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