The loftier the building, the deeper must the foundation be laid.
Thomas de Kempis
Los estudios o informes geotécnicos que se realizan para incorporarse a proyectos especialmente de edificación pecan en ocasiones de excesiva rigidez de contenidos. Estos estudios serán plenamente satisfactorios tanto en cuanto los técnicos responsables de ellos seamos capaces de adaptarlos a las características concretas del proyecto y a sus posibles modificaciones.
Es indudable el importante paso que supuso la entrada en vigor en 2007 del Documento Básico SE-Cimientos del Código Técnico de la Edificación. La situación previa era foco de incertidumbre además de generadora de innumerables problemas para las edificaciones desarrolladas con informes geotécnicos insuficientes o sin ninguno en absoluto.
La regulación que marca el CTE debe entenderse como unos mínimos sujetos al análisis del profesional que, en su caso, debe adaptarlos justificadamente a las circunstancias específicas del proyecto y, especialmente, del terreno al verse afectado por la correspondiente actuación. De hecho, ésta adaptación ya está prevista en la propia norma.
Desde el primer momento debe haber una comunicación fluida entre lo técnicos implicados en el proyecto. En lo que este artículo se refiere, debe haber una comunicación multidireccional entre el equipo de arquitectos de diseño, estructuristas y geólogos o ingenieros geotécnicos. La figura del arquitecto o Project Manager que coordina la totalidad del proyecto es vital para la correcta integración de todos los protagonistas implicados, asegurando un adecuado feedback entre ellos.
Gran parte del coste de un estudio geotécnico corresponde a la campaña de reconocimiento de campo y laboratorio. Por ello es necesario que el geólogo-ingeniero geotécnico pueda plantear la campaña con conocimiento del proyecto (memoria, planos de planta, especialmente de cimentación, y alzado, etc.) en el momento de desarrollo que se encuentre en ese momento. Desconocer esos datos puede llevar fácilmente a que el reconocimiento, por mínimo, resulte finalmente insuficiente, desacertado en cuanto a los puntos de ensayo o con una profundidad investigada insuficiente, lo que requeriría un estudio complementario probablemente imprevisto e indeseado y de difícil encaje en el desarrollo del proyecto.
La relación contractual entre el desarrollador del proyecto (generalmente representado por el arquitecto Project Manager) y la empresa de ingeniería geotécnica debe basarse en la confianza. Esto quiere decir que el geólogo-ingeniero geotécnico debe ser capaz de plantear de inicio la mejor campaña de reconocimiento para el proyecto concreto, pero a la vez debe saber y hacer ver al arquitecto que mediante el control directo de la marcha de los trabajos de reconocimiento podrá optimizarlos técnica y económicamente. No sólo el tipo de material que se vaya descubriendo recomendará estas modificaciones, probablemente el propio proyecto que está en desarrollo a la vez que el estudio geotécnico vaya presentando determinados cambios con implicación estructural que obliguen a alterar o añadir nuevos puntos o profundidades de reconocimiento. Los contratos o presupuestos para la realización de estudios geotécnicos a la vez que pormenorizados deben considerarse orientativos en cuanto que permitan que los trabajos se vayan adaptando a la evolución de los resultados y del propio proyecto. Lo que un ilustre geólogo denominaba “el traje a medida”. Así, el resultado final será un estudio que localiza todos los problemas geotécnicos del emplazamiento y proyecto concretos y aporta las mejores soluciones técnicas y económicas. Ésta es la flexibilidad que deben presentar y aceptar los profesionales de los distintos equipos implicados en alcanzar el éxito del proyecto. Y esta es la flexibilidad y profesionalidad que el equipo de geólogos e ingenieros de Azierta ha ofrecido durante sus 40 años de historia y sigue ofreciendo basándose en unas merecidas confianza de nuestros clientes y reputación dentro del sector.
