Croacia, uno de los principales establecimientos internacionales de Azierta, construye una nueva línea ferroviaria

Croacia, uno de los principales establecimientos internacionales de Azierta, construye una nueva línea ferroviaria

Croacia es desde hace algún tiempo, junto al resto de los países de Europa del Este, uno de los destinos preferidos para las empresas españolas. Ya no es un mercado desconocido, sino un escenario de oportunidades. Así, Azierta ha jugado un papel decisivo en la construcción de varias infraestructuras de estos países, destacando la construcción, el suministro y la instalación de los mayores proyectos hidráulicos. Y es un trabajo que ha venido desarrollando en las últimas décadas, como muestra de la experiencia que las empresas españolas pueden aportar en este país, que mira con frecuencia al exterior en busca de lo que no tiene en casa.

A modo de ejemplo, COMSA EMTE acaba de hacerse con un contrato en Croacia que es una muestra de ambas tendencia, por un lado es su introducción en este país balcánico que amplía la red de contratos internacionales de dicha empresa en los cinco continentes y por otro confirma que Croacia mira al exterior, a la excelencia en diferentes terrenos de la ingeniería de la que pueden presumir las empresas españolas. Junto con la alemana Wiebe, el grupo se ha adjudicado un contrato concedido por HZ Infraestruktura, el gestor público del ferrocarril croata, para construir una nueva línea suburbana de tráfico mixto que unirá los municipios de Gradec y Sveti Ivan Zabno, este ubicado a 40 kilómetros de la capital del país, Zagreb.

De esta manera, COMSA EMTE se encargará de la construcción de la infraestructura y superestructura de una línea de 12,2 kilómetros. Además, se ocupará de que la línea cuente con las mejores estructuras de apoyo: diversos pasos a nivel, superiores e inferiores, viaductos, tres apeaderos, las estaciones de Sveti Ivan Zadbo y Gradec, las nuevas carreteras de acceso y conexión con dicha línea, un aparcamiento y las instalaciones de seguridad, enclavamiento y telecomunicaciones. El proyecto tiene un presupuesto de 25,6 millones de euros y se ejecutará en los próximos 26 meses, con una inauguración completa prevista para antes de que finalice el año 2017.

El ferrocarril es en Croacia uno de los medios de transporte más popularizados, pero tiene un severo problema: su lentitud. A pesar de que tiene buenas conexiones con sus vecinos europeos (Eslovenia, Hungría, Serbia, Bosnia y Herzegovina y Montenegro), no hay que olvidar que Croacia es miembro de pleno derecho de la Unión Europea desde el 1 de julio de 2013, la excesiva longevidad de sus trenes y estructuras hace que los trayectos sean mucho más largos por tren que, por ejemplo, por autobús. Así, viajar entre Zagreb y Viena nos llevaría catorce horas por vía férrea y sin embargo sólo seis por carretera. Por eso, la gran ventaja del ferrocarril croata está en los precios, siempre por debajo de los que fijan las compañías de autocar.

La entrada en la Unión Europea precisamente aceleró los planes de mejora de las infraestructuras ferroviarias en Croacia, ya en mejor estado que las de otros territorios de la antigua Yugoslavia. Hay tres grandes ejes en los que se ha trabajado en estos años, siempre partiendo desde Zagreb: hasta Botovo, en la frontera con Hungría, espacio al que corresponde la obra con la que se ha hecho COMSA EMTE; hasta Tovarnik, en el límite con Serbia; y hasta Rijeka, dentro de la misma Croacia pero vital para la economía local por estar allí el puerto que soporta el mayor tráfico de mercancías. Este último eje es el que más importancia tiene para la Unión Europea por motivos evidentes.

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